Los mercados de renta variable y de renta fija, víctimas de la subida de los tipos
El ciclo de endurecimiento monetario sin precedentes que han emprendido los bancos centrales de los principales países desarrollados marca el fin de más de una década de políticas ultralaxas (tipos de cero e incluso negativos, compras de activos...), con la consiguiente fuerte corrección de los mercados de renta variable y renta fija.
La escalada de la inflación, que erróneamente se consideró en un primer momento como un fenómeno transitorio, ha obligado a los responsables de los bancos centrales a convertir la lucha contra la inflación en su prioridad absoluta, pese a los efectos negativos del endurecimiento de las condiciones financieras para la actividad económica. En efecto, el riesgo de que las expectativas de inflación no permanezcan «ancladas», con la posibilidad de que los precios se desboquen, se considera como la principal amenaza.
Inversión de la curva de tipos en Estados Unidos
Esta contundencia en las declaraciones y las actuaciones de los bancos centrales ha provocado una fuerte alza de los tipos de interés, tanto para los vencimientos cortos como los más largos. A finales de 2021 en la zona euro, los tipos alemanes estaban firmemente en cifras negativas para todos los vencimientos hasta 15 años. Actualmente, la curva de tipos alemanes ha pasado en su totalidad a terreno positivo. Al otro lado del Atlántico, la curva de tipos se ha invertido considerablemente, con un tipo a dos años cerca del 4,75% y a diez años por encima del 0,5%. Esta inversión transmite una señal negativa acerca de las perspectivas de crecimiento.
Europa frente al desafío de la crisis energética
Los datos económicos empeoran, como muestra la evolución reciente de los indicadores adelantados, en particular del sector manufacturero. La zona euro se ha visto particularmente afectada por la escalada de precios de la energía, y la confianza de los consumidores está en mínimos. El escenario principal es de una recesión inminente. Dicho esto, la drástica caída de los precios del gas (reconstitución importante de las reservas, abundancia de gas natural licuado, tiempo benigno...) en las últimas semanas es un factor alentador que, de confirmarse en los próximos meses, podría limitar el alcance y la duración del periodo de contracción de la actividad. No obstante, la crisis energética no se resolverá en breve; la reconstitución de las reservas para el invierno de 2023 se prevé difícil, puesto que, con toda probabilidad, las importaciones rusas de gas (aún vigentes a principios de 2022) tendrán que sustituirse totalmente.
Se confirma la fuerte corrección de los mercados financieros
En los mercados financieros, las fuertes subidas de los tipos se han traducido automáticamente en un colapso de envergadura de la renta fija. El mercado de toda Europa ha perdido prácticamente un 20% desde principios de año, un retroceso histórico. En renta variable, si bien la corrección no es tan grave, también es significativa, con un descenso del índice mundial de más del 10% en euros. Sin embargo, se observa una marcada dispersión de las rentabilidades sectoriales. La TI, los servicios de comunicación y el consumo discrecional han sido los sectores más afectados por el alza de los tipos de interés, a diferencia del de energía y los sectores más defensivos, como el consumo básico y la atención sanitaria.
Privilegiar el largo plazo para los inversores
En este entorno marcado por una fuerte desaceleración económica y un claro endurecimiento monetario, sigue haciendo falta adoptar una postura prudente en la clase de activos de renta variable. Las esperanzas recientes de los inversores sobre un giro inminente de la Reserva Federal hacia una política monetaria más moderada se vieron en seguida frustradas. Tras esta fuerte corrección de las dos principales clases de activos, destacamos un aspecto positivo: las rentabilidades previstas a largo plazo aumentan para una cartera equilibrada, gracias a los niveles de valoración menos elevados de las carteras de renta variable y de renta fija. No obstante, cabe recordar que la estrecha relación entre la valoración y la rentabilidad solo es válida con un horizonte a largo plazo.
Damien Petit, Director Comercial de Banca Privada, Banque de Luxembourg